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Investigación

No pretendo en absoluto argumentar que los microorganismos efectivos deben ser considerados la panacea para todos los problemas de la tierra, sin embargo, con el llegada de esta tecnología comienza un movimiento nuevo y muy importante en la historia de nuestro planeta - Teruo Higa

Estas son las palabras del profesor Teruo Higa cuando, luego de varios experimentos, vio finalmente funcionar su teoría.

Después de años de fracaso, en la década de 1980, el profesor Higa logró seleccionar y reunir varias cepas de microorganismos que, según la ciencia, no podrían vivir juntas, porque realizan funciones opuestas y, por lo tanto, se anularían entre sí. De hecho, con sus observaciones llegó a la conclusión de que las poblaciones de microorganismos de ambos tipos están presentes y coexisten en un suelo sano.

Al principio, el profesor Higa intentó, como es costumbre, hacer que estas diferentes y antagónicas cepas coexistieran in vitro y no en el suelo, pero los experimentos fracasaron.

Como suele suceder en la vida, fue el azar lo que le permitió comprender que las poblaciones microbianas antagónicas solo podían vivir en el suelo. Cansado de sus fracasos, tiró toda la colección de sus microorganismos a un rincón de su césped. Un día, paseando por el jardín, notó que en el rincón donde había tirado los cultivos opuestos, la hierba se había vuelto más tupida y mucho más verde.

Por lo tanto, poblaciones antagónicas de microorganismos regenerativos y degenerativos pudieron coexistir y dar excelentes resultados, sin el uso de aditivos químicos.

La tarea de los microorganismos activos consiste en transformar un medio principalmente oxidativo y degenerativo, en un medio en el que prevalezca el proceso regenerativo.

Cuanto mayor sea la presencia de microorganismos con propiedades antioxidantes, mayores serán los beneficios para humanos, animales y plantas.