Estas son las palabras del profesor Teruo Higa cuando, luego de varios experimentos, vio finalmente funcionar su teoría.
Después de años de fracaso, en la década de 1980, el profesor Higa logró seleccionar y reunir varias cepas de microorganismos que, según la ciencia, no podrían vivir juntas, porque realizan funciones opuestas y, por lo tanto, se anularían entre sí. De hecho, con sus observaciones llegó a la conclusión de que las poblaciones de microorganismos de ambos tipos están presentes y coexisten en un suelo sano.
Al principio, el profesor Higa intentó, como es costumbre, hacer que estas diferentes y antagónicas cepas coexistieran in vitro y no en el suelo, pero los experimentos fracasaron.